martes, 27 de octubre de 2009

Asuntos Asumibles




Los Pueblos Felices

Lucero: En honor de que nos vamos dando cuenta que podemos ver
           
Los pueblos felices, cuando hacen sus fiestas
Preparan banquetes, comen con imprudencia
Sazonan carnes, cocinan sopas, beben hasta la alegría esos alcoholes invadidos de azúcar
Que debilitan la voluntad de cualquier cristiano
No guardan las dietas, no entienden para qué las necesita el mundo,
Porque a los pueblos felices no les angustia la abundancia,
 y por tanto,
 no maldicen a los amigables almidones.
Bendicen el pan de cada día con su subversión de los modales
Sonríen, saludan, se reconocen, se recorren con los ojos, se engolosinan
Aprecian los cambios que todo esto produce en sus cuerpos
Se alegran de la buena salud del otro, de la otra
No procuran ahorrar para mañana, no piensan en el desayuno del  día siguiente
            Bailan,
los más jóvenes coquetean
las más jóvenes se ponen nerviosas
Los viejos y la viejita  recuerdan, y se burlan con sus sonrisas sin dientes,
de los más borrachos y borrachas.
Y se recibe toda esta alegría, sin sensibilidades prefabricadas producto de la defensa preventiva,
de la paranoia del insulto
Sus riquezas son las pobrezas de los ricos
            Los pueblos felices no son esclavos del hambre,
aunque tengan que padecerla en todo su rigor
No se someten a su lógica, no la comprenden, no la insertan en su existencia
Aunque casi nunca haya alimentos en su mesa
Aunque  ninguna transnacional les compre o les venda,
Aunque nadie del afuera se preocupe por investigar, 
si su existencia hace parte ya de la mitología
O si en realidad aún existen
Aunque  algunos, algunas llegan a cometer el fatal error de compadecerse de ellos y ellas
Como resulta ser hábito reconocible  entre los ejecutivos y ejecutivas del hambre
Aunque puedan ser aldeas no viables y a causa de ello
los olvide el mercado y hasta Dios
Los pueblos felices, jamás serán los pueblos de la anorexia
           
Alicia sin su país y sin maravillas, Páramo de Pisba - Boyacá
           


No existe el crimen perfecto

Con el permiso Helio Gallardo, sumo su respuesta a Los Pueblos Felices

Cuando los pueblos felices hacen sus fiestas
preparan banquetes comen con imprudencia
sazonan carnes cocinan sopas beben hasta la alegría alcoholes
invadidos de azúcar enervantes gratos
para la voluntad de cualquier cristiano
los pueblos felices
no guardan dieta no entienden para qué las necesita el mundo
a los pueblos felices no les angustia la abundancia
por ello no maldicen los amigables almidones.
bendicen los panes del día con su subversión de los modales
sonríen saludan se reconocen se recorren con los ojos se engolosinan
se atiborran
aprecian las transformaciones que esto produce en sus cuerpos
erecciones humedades arrugas maneras de esperar la mañana la noche el día
acompañados conmovidos alegres de la buena salud del otro de la otra
no gestionan el ahorro de mañana no piensan en el desayuno
del siguiente día bailan
los más jóvenes coquetean las más jóvenes se ponen nerviosas
los viejos y mi viejita la dulce recuerdan se burlan sanamente
con sonrisas sin dientes de borrachitos y borrachitas
de sus avisadas danzas sin sombras apenas en pie se sienten plenos
se recibe toda esta alegría sin prefabricadas sensibilidades
su riqueza de mariposas es la miseria de los opulentos
los pueblos felices no son esclavos del hambre
aunque la padezcan en todo su rigor no se someten a su lógica
el hambre exasperada es una función de la codicia
no la insertan en su existencia no carcome sus almas
aunque falten casi siempre alimentos en su mesa
aunque  ninguna transnacional les compre o les venda
aunque ningún extranjero para graduarse en Cosmópolis se ocupe en investigar
si ellos todavía existen o son parte de una saga tercermundista
la leyenda de los pueblos felices que viven sin comer de sus sueños
el ejército de los descomidos alimentados por su alegría eterna
pesadilla angustia de ejecutivos y ejecutivas y accionistas del hambre
esa marea de mariposas nítidas y miradas irrenunciables
de espontáneas risas de niño al descubrir que Dios no existe y no hace falta
en sus aldeas inviables porque en ellas no logra perpetrarse totalmente
nunca el crimen perfecto del desalojo la oscuridad y el llanto
los pueblos felices prometen han prometido siguen prometiendo

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